sábado, 1 de diciembre de 2012

Historia la Moda - Segunda Parte


Después de la Segunda Guerra Mundial, en los años 50, la sociedad entró en una era de consumismo y se empezó la producción masiva en el sector de la moda.

Debido a las nuevas innovaciones tecnológicas y las exploraciones espaciales que empezaban a hacerse, el desarrollo de las fibras artificiales se aceleró, dejando como resultado una indumentaria a precios muy razonables y de buena calidad que se llamó prêt-à-porter (ropa de confección).

Gracias al prêt-à-porter  se hizo posible que la industria de la moda se desarrollara y versificara. La ropa de confección ya existía desde finales del Siglo XIX, pero se consideraba de poco valor y no estaba bien hecha, pero el en el Siglo XX con el avance de la cultura de masas y las fibras artificiales, el prêt-à-porter se ganó un respeto y contribuyó a popularizar la moda. El prêt-à-porter  proponía una indumentaria para mujeres activas y trabajadoras y llevó a la moda a un nuevo nivel de popularidad. La alta costura ya no parecía ofrecer diseños que se adaptaban al estilo de vida cotidiano y funcional de la nueva época y hubo una gran demanda de ropa nueva para el gran público. El prêt-à-porter se inspiraba en la moda de la calle para sus creaciones.

En 1950, el Secretariado Internacional de la Lana, convoca un concurso de moda y muchos jóvenes diseñadores se presentan a este certamen, enviando diseños a París. A Michel de Brunhoff, redactor jefe de la revista Vogue por aquel entonces, le fascinaron varios diseños, entre ellos los de Yves Saint Laurent,  y lo recomendó para que estudiase en la Chambre Syndicale de la Couture  (Cámara Sindical de la Costura). Saint Laurent le hizo caso y se traslado a París, pero unos meses más tarde, abandonó el curso decepcionado.










Al año siguiente volvió a participar en el concurso, esta vez resultando ganador y derrotando a un joven Karl Lagerfeld que también se presentó. El redactor de Vogue envió los diseños de Saint Laurent a Dior quien vio al instante el talento de éste y decidió sumarle a su taller. Con 18 años de edad, Yves Saint Laurent comenzó a trabajar para la firma Dior, y aunque su trabajo se basaba prácticamente en decorar el estudio y diseñar algunos accesorios, Christian Dior le eligió como sucesor en el cargo de Diseñador Jefe de la casa. Todos se quedaron muy sorprendidos de esta decisión ya que Dior parecía demasiado joven para jubilarse pero ese mismo año (1954), murió de un infarto, dejando a Saint Laurent al cargo de la empresa.
En 1957, con 21 años de edad, Saint Laurent se convirtió en el modisto más joven de la alta costura francesa. Su colección de primavera de 1958 alcanzó su éxito al prolongar el estilo New Look, que puso en circulación Dior, pero en 1961 Saint Laurent se independiza de Dior y  empieza a fusionar arte con moda homenajeando a artistas como Piet Mondrian y Tom Wesellman, creando modelos como el Mondrian Look y el Pop Art Look. En 1966 abre su primera boutique de prêt-à-porter con una línea de pantalones sastre como moda femenina.
En los años 60 la alta costura todavía controlaba las tendencias del mundo de la moda, pero se acercaba cada vez más la era de la sociedad de consumo. El prêt-à-porter  se encontraba en todo su apogeo. La Unión Soviética lanzaba su primera capsula espacial tripulada (1961) y el presidente John F. Kennedy fue asesinado (1963). Y en medio de todos estos acontecimientos la juventud buscó un modo de expresión propia. La moda futurista abrió las puertas a la moda masculina, que entonces no había tenido protagonismo y la moda pareció estar en manos de los más jóvenes. Podían oírse letras de canciones de protesta en grupos como los Beatles, Rolling Stones o cantautores como Bob Dylan. Los jóvenes cineastas exponían sus preocupaciones ante las pantallas y la moda también quiso expresarse.







Una joven diseñadora llamada Mary Quant influiría decisivamente en la moda de los años 60. Mary Quant aclamaba una ropa que se adaptara a los nuevos tiempos y empezó a confeccionar sus propios diseños. Tenía poca experiencia como modista pero muchas ganas de que la mujer independiente y liberada de los años 60 se sintiera cómoda con su nueva vestimenta. Hacía ropa al alcance de todas las economías y desde su tienda londinense popularizó sus diseños. El London Look de Quant significó la democratización de la moda moderna y barata y puso fin a los modelos caros y exclusivos imponiendo la producción en cadena de sus diseños
Mary Quant representaba una moda informal para jóvenes y difundía sus modelos a gran escala. Además, promovió un nuevo arquetipo de mujer joven y delgada, encarnado a la perfección por la modelo Twiggy que junto a la modista, popularizaron la primera falda creada hasta entonces por encima de la rodilla: la minifalda, que se convirtió en estandarte de la época. La liberación de las piernas de la mujer era símbolo de su libertad social. La minifalda era sinónimo de independencia y autonomía pero esto a la vez provocó mucho escándalo. Parte de la sociedad poco atraída a los cambios la consideró una prenda obscena.

Los jóvenes pensaron que enseñar su cuerpo era la forma más efectiva de diferenciarse de las generaciones anteriores y en 1964, se presentó por primera vez un traje de baño sin la parte de arriba, el Monokini, un bañador con tirantes que descubre totalmente el pecho, presagiando que en el futuro los pechos estarían completamente al descubierto. Esto provocó grandes escándalos. Los directivos de los grandes almacenes rechazan el producto aunque las clientas lo solicitan, los lugares que los vendían sufrieron amenazas y manifestaciones en sus puertas, y el gobierno de entonces los prohíbe totalmente, arrestando a cualquier joven que osara mostrar sus pechos en público. Solo se llegó a vender 3000 monokinis. En 1965 su diseñador Rudi Gernreich lanza el No Bra, (el antisujetador) realizado con suaves telas semi transparente sin costuras rígidas o alambres, mucho menos polémico y más vendido que el Monokini.
Gernreich, conocido como uno de los diseñadores norteamericanos más originales y polémicos de Estados Unidos, hizo de sus prendas un acto político. Junto con la modelo Peggy Moffitt y el fotógrafo William Claxton crearon un concepto basado en la incorporación del pop-art a la moda con resultados futurísticos. Su propuesta combinaba colores inusuales como el rosa fuerte con el naranja, el violeta con el rojo, y el azul con el verde, intercalado con rayas y círculos psicodélicos, donde además hacía uso del vinilo y el plástico. Sus vestidos fueron requeridos para vestir a los protagonistas de la película Space: 1999 (1975) haciendo uso de su visión futurística. Gernrich fué un gran defensor de la moda unisex vistiendo a sus modelos masculinos y femeninos con la misma ropa y afeitando sus cabezas y sus cuerpos al completo para presentar sus diseños. También fue el creador del Tanga y del Pubikini, un bikini con una ventanilla en el frente para mostrar el bello púbico. Gernrich fue proclamado como un gurú de la moda, el cual mediante el desnudo en sus prendas creo una conciencia nueva con respecto al cuerpo y al pudor.
Otros diseñadores como Balenciaga ya habían experimentado antes con materiales como plástico (1962) realizando una serie de vestidos bordados íntegramente con cuentas plásticas pero no fue hasta la llegada de Paco Rabanne cuando otros materiales como el metal cobraron importancia (1966).

Francisco Rabaneda y Cuervo, más tarde conocido como Paco Rabanne, era un muchacho español que tuvo que exiliarse en Francia con su madre después de La Guerra Civil Española, donde comenzó sus estudios como arquitecto. Su madre, que trabajaba como Costurera Jefe para la casa de modas de Balenciaga le enseñaba a cortar y confeccionar prendas de vestir mientras él aprendía a dibujar y adquiría conocimientos de la perspectiva y los volúmenes en su Escuela de Arquitectura. Rabanne pasó de la arquitectura a la moda haciendo una suma entre ambas.




Comenzó a trabajar para firmas como Pierre Cardin, Givenchy, Dior, Balenciaga o Nina Ricci entre otras, creando bisutería y botones de plástico, pero en 1966 presenta su primera colección bajo el titulo de “12 Vestidos No Usables en Materiales Contemporáneos”, una verdadera expresión artística de aquella época. Los vestidos estaban confeccionados con materiales como el Rhodoid (acetato de celulosa) o el metal. Más tarde experimenta haciendo vestidos de papel, cuero fluorescente, metal martillado, punto de aluminio y piel tricotada. La crítica especializada lo considera un Creador de Conceptos y la misma Coco Chanel lo bautiza como “El Metalúrgico”.
Hacia 1968, grupos estudiantiles de izquierdas contrarios a la sociedad de consumo provocan una revuelta estudiantil a la que se suman grupos de obreros industriales y sindicatos del partido comunista francés. Esto provoca la mayor huelga general de la historia de Francia y probablemente de Europa Occidental con más de 9 millones de trabajadores protestando por la sociedad de consumo del momento. Esto hace que el estilo pantalón se popularice a partir de esa época.

Hacia los años 70 la industria prêt-à-porter arraigó en varios países. Milán, el centro de la ropa italiana, se distinguió por anticiparse a las tendencias mediante unas concienzudas investigaciones de mercado. Como movimiento contrario a la futurista de los años anteriores, las tendencias volvieron a un aspecto más natural. La moda hippie y folk, incluyendo el pantalón vaquero, prosperaron. Los vaqueros en particular, se convirtieron en símbolo de prosperidad americana, de las estrellas de Hollywoody de la juventud rebelde. Los hippies no aceptaban la sociedad ni la moral tradicional y se fijaron en culturas y religiones extranjeras para encontrar inspiración. Hombres y mujeres hippies llevaban el pelo largo, confeccionaban sus propias prendas y vestían vaqueros desgastados. Los jóvenes de todo el mundo siguieron su estilo y todos empezaron a vestir vaqueros y camisetas.





A principios de los 70 empiezan a llegar a Francia diseñadores de todo el mundo trayendo ideas y conceptos diferentes a los occidentales. En 1973, Issey Miyake lleva su segundo pase de moda a París (2 años antes lo hizo en New York), exponiendo un nuevo concepto de moda con una estructura tradicional de la indumentaria japonesa: el concepto de “un trozo de tela”. Con esto desarrolló la idea de cubrir el cuerpo con una sola pieza de tejido y crear así un interesante espacio entre el cuerpo y la tela. Miyake sostenía que este espacio era único en todos los casos, ya que la figura de cada persona es diferente. Aunque este concepto ya lo trajo Paul Poiret en los años 20 con su diseño del kimono japonés y el pantalón de odalisca, Miyake fue pionero de una gran variedad de técnicas en la que incorporaba antiguas tradiciones japonesas. Para Issey Miyake el kimono era como un lienzo que necesitaba al individuo para terminar su obra. Solia decir: “Quien lo lleve va a darle otra visión, es una participación con la vida”.
  
Otro diseñador japones llamado Kenzo Takada decide probar suerte en París y abre su primera boutique de moda llamada Jap diseñando su primera colección a base de algodones japoneses de vivos colores. Por medio de sus estampados extravagantes y sus líneas fluidas, Kenzo pone la moda de cabeza y se le empezó a conocer como el creador del Etnic Look, por presentar en sus colecciones una mezcla folklórica única que unía cortes, formas, colores y estilos internacionales derramando felicidad en todas sus prendas. Nadie como él había logrado llevar todos los colores del arco iris al gris de la calle. Sus diseños aparecían en las portadas de revistas como Elle y se convirtió en el defensor del prêt-à-porter en los años 70 








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Debido al gran éxito de Kenzo Takada con su debut y respaldados por la prosperidad económica de la posguerra, los diseñadores japoneses finalmente consiguen subir a las pasarelas de la moda internacional y diseñadores como Rei Kawakubo, y Johji Kamamoto junto con Issey Miyake y Kenzo Takada levantaron la estética japonesa al escenario mundial de la moda consiguiendo ser bautizados por algunos historiadores como "los diseñadores de la cultura tecnológica".
En 1974 aparece Georgio Armani fundando con su socio Sergio Galeotti la sociedad que lleva su nombre: Armani. Empezó dedicándose a la moda masculina pero un año más tarde de su debut, introdujo la línea femenina de igual características y calidad que la masculina. Amani confeccionaba prendas de un estilo sobrio, elegante y sin abusar del color. Introdujo al mercado los trajes sastre sin entretelas ni forros y aportó mucho al mundo del cine cuando vistió al actor Richard Gere para su película American Gigolo (1980). Poco después la revista Time le dedicaba una portada y de esta manera Armani consigue conquistar las miradas de Estados Unidos. Estrellas de Hollywood como Robert de Niro, Benicio del Toro, Diane Keaton, Sofia Loren o Rusell Crowe querian llevar sus prendas.
En 1979, después de que Margareth Thatcher fuera elegida Primer Ministro de Reino Unido, las mujeres se insertaron en el mundo de los negocios profesionales y se preocuparon por mantener su cuerpo en forma. El mundo tenía cierta estabilidad económica y política y la igualdad de sexos fue comenzando a tener más importancia en el mundo. Las mujeres empezaron a vestir mas conservadoras buscando prendas que les diera autoridad pero a la vez  les hiciera sentir femeninas y sensuales. A esta tendencia se le llamó Power Dressing (Vestuario de Poder), mostrando una nueva posición de mujer ingresando al mundo de los hombres.
El PowerDressing se instaló entre las mujeres demostrando una nueva condición entre ellas. A diferencia de la mujer de tiempos anteriores donde se preocupaban por criar a sus hijos y cocinar a sus esposos, la mujer de los 80 quería mostrarse activa en el mundo de los negocios a la vez que cuidaban su imagen y su aspecto corporal.

Empiezan a llevarse las gruesas hombreras en las chaquetas marcando una silueta triangular para así agrandar la espalda y masculinizar a la mujer creándole una imagen más rígida como la de los hombres. Las  casas parisinas tradicionales como Chanel y Hermes volvieron a ganar posición privilegiada en el mundo de la moda satisfaciendo las necesidades más conservadoras de la época.
En 1982, la diseñadora Rei Kawakubo y el diseñador Yohji Yamamoto, (ambos japoneses) causan sorprendente impacto en el mundo de la moda occidental. Presentaron una ropa monocromática, rota y nada decorativa, que llevó a la moda al desaliño para expresar intencionalmente un sentido de ausencia en lugar de existencia. Kawakubo criticaba el concepto de glamour impuesto por la sociedad occidental y ponía en tela de juicio los esquemas tradicionales de la forma del cuerpo. Utilizaba sus colecciones para destruir los códigos sexistas a través del uso del color, las formas y los zapatos planos. Junto a Yamamoto e Issey Miyake ejercieron una corriente en la moda internacional mostrando un estilo que desafiaba el glamour, siendo austero y deconstructivo con sentimiento anti moda.
Thierry Mugler, uno de los máximos exponentes del PowerDressing rompió los esquemas de la moda en los años 80 revolucionando las pasarelas con una visión de la moda poco convencional hasta entonces. Sus diseños eran futuristas, sexis e impactantes y la estética de femme fatale (mujer fatal) ayudó a perfilar la imagen perfecta de la mujer destacando sus curvas y las formas femeninas en todos sus diseños. En 1984, Azzedine Alaia amigo de Thierry Mugler con el que compartió sus trabajos, lideró un nuevo estilo utilizando materiales elásticos de vanguardia. Su estilo era sexy pero discreto, con elegancia y buen gusto y aunque marcaba la silueta femenina lo hacía siempre sin exageraciones. La cantante Tina Turner se convirtió en la sex symbol de los 80 gracias a los vestidos de Alaia.
En esta época, prendas que anteriormente hubieran sido consideradas de uso interior empezaron a llevarse como prendas exteriores. Al contrario que la indumentaria del siglo XIX donde reinaba el volumen y la ornamentación, las prendas del siglo XX optaban por tapar lo imprescindible y pegarse mucho más al cuerpo. Como dijo Marshall McLuhan, la ropa es una extensión de la piel.

Otros diseñadores vanguardistas como Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood transformaron la lencería tradicional, como el corsé y las ligas, en modernas prendas exteriores expresando así el dinamismo del cuerpo humano.


Gianni Versace atrajo la atención internacional hacia la moda italiana en la década de los 80 con su exuberante y muy atrevida estética además de barroca, lujosa y al mismo tiempo practica indumentaria real. Gracias a una sagaz asociación con estrellas de mundo del espectáculo como Liz Taylor o Elthon John, Versace alcanzó la celebridad mundial en la década de los 80 y la moda por la ropa lujosa y de categoría floreció por todo el mundo.


Otros artistas del momento también fueron una gran inspiración para los más jóvenes a la hora de expresarse. En 1978 nace el grupo musical punk Sex Pistols, un grupo liderado por un joven que promovía actos absurdos y de provocación como medio de la promulgación de los cambios sociales. Los Sex Pistols cantaban a gritos y llevaban atuendos de cuero, ropa rasgada, y chapas de logotipo en las solapas. Su combinación de música y moda generó apasionados seguidores entre la generación joven.

Otro personaje influyente de la época fue Madonna, quien marcó la moda llevando en sus conciertos unos atuendos muy provocadores. Llevaba ropa interior como ropa exterior, medias de red que a veces llevaba encima de los pantalones, leggins, crucifijos, guantes sin dedos y cadenas de strass. Michael Jackson popularizó las chaquetas y pantalones de cuero e imágenes de grupos como Pink Floyd o Depeche Mode aparecían en chapitas, camisetas o gorras. El estilo de los 80 impactaba por su gran colorido, accesorios, peinados cardados y maquillaje exagerado.
 

A finales de los 80 Issey Miyake empezó a experimentar con nuevos métodos de plisados que permitieran flexibilidad de movimiento creando así una nueva técnica llamada Plisado de Prendas. Hasta entonces la técnica consistía en crear unos pliegues en el tejido y después cortar la prenda, pero Miyake invirtió este proceso cortando la tela antes de plisarla creando así artículos nuevos combinando materiales, formas y funcionalidad.
 El plisado horizontal, vertical y en zigzag, se utilizaba para producir efectos y formas arquitectónicas, y en 1993 Miyake lanzó la línea Pleats Please (Plisados Por Favor) compuesta por piezas únicas 100% poliéster de alta calidad.
La moda de los años 90 no estuvo caracterizada por ningún estilo especifico, sino que más bien, fue una continuidad del estilo de los 80, aunque mucho más recatado. En esta época se dio paso a la simplicidad y la comodidad y el prêt-à-porter adquirió una relevancia importante en la mujer. Los grupos de música de la época influyeron en la moda de vestir y las modelos como Naomi Cambell y Claudia Schiffer impusieron la moda de la delgadez seguida desde entonces por las jóvenes.
El mundo de la moda ha ido evolucionando hasta convertirse en la industria gigantesca que conocemos hoy en día, sorprendiendo al mundo  con notables progresos gracias a la tecnología de la comunicación como la televisión o internet. La gente siente pasión por llevar ropas de marca y eso hace que  las personas reconozcan la moda como algo más que llevar prendas. Como diría Coco Chanel, “la moda no es algo que existe en la ropa solamente. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, con nuestro modo de vida, con lo que está pasando”.
Las prendas dicen mucho de las personas que la han diseñado así como de nosotros mismos cuando la llevamos. Ofrece información por sí misma y sobre ellas mismas. La gente busca una forma de diferenciarse del resto así como de expresar sus sentimientos, tanto de agrado como de desagrado con la sociedad y el momento en el que esté viviendo. Que la moda parezca repetir ciertos estilos es inevitable ya que la forma del cuerpo humano limita las opciones. No obstante, el resucitar otros estilos antiguos solo nos da a entender que la gente sigue expresándose, solo que de una forma nueva del momento actual y desde un contexto social diferente, a pesar de inspirarse en colecciones pasadas o diseñadores que ya no están entre nosotros.
En el siglo XXI las personas seguirán expresando nuevas formas de ética mediante la indumentaria.
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